¡¡¡Y así es como comienzan a funcionar nuestras actividades sensoriales!!!
Son actividades muy sencillas pero que a los niños les encantan. Tienen que experimentar, tocar, llenar recipientes, vaciar, trasvasar, mancharse... y todo ello, jugando y aprendiendo, y lo mejor es que favorece la motricidad fina, lo cual les permitirá ir cogiendo con más precisión el lápiz, las tijeras, etc.
Esta es nuestra primera bandeja sensorial, pero tendremos que traer más, puesto que ha gustado mucho y como sólo podemos estar dos o tres niños, tenemos que esperar hasta que nos toca.
A mediados de semana, aprovechando un día de viento, salimos a coger hojas del otoño. Esas hojas nos iban a servir para realizar otra actividad sensorial, "Los sonidos del Otoño".
En la clase estuvimos observando y tocando las hojas, pudimos descubrir diferentes texturas, las hojas más verdes estaban suaves, las hojas secas estaban ásperas, crujían y se rompían con facilidad.
También discriminamos colores, diferentes tonalidades... y hasta sonaban!!!
Así que en el "Taller de música" del jueves hicimos una actividad que la llamamos los sonidos del Otoño.
Con las hojas secas y utilizando nuestros deditos (más motricidad fina) hacíamos trocitos de hojas que nos servían para rellenar nuestra hoja musical.
Una vez terminada, la seño le puso cinta adhesiva transparenta por encima para que no se fueran cayento los trocitos de hoja, y ya podíamos tocarla...
El sonido que se producía era igual que cuando andamos por el bosque pisando un manto de hojas secas, además imitamos el viento soplando y utilizamos las nueces de nuestra mesa del otoño para hacer música chocándolas unas con otras...
¡Los sonidos del Otoño entraron en la clase!
Y terminamos la semana con un día muy completito.
El viernes tuvimos visita de los compañeros de la clase de 4 años, vinieron a enseñarnos unos juegos populares que ellos estaban aprendiendo, y pasamos un ratito muy divertido con los juegos de manos...
"Colorín, colorado,
nadie sabe, que ha pasado..."
¡¡¡También tuvimos cumpleaños!!!
Nuestra compañera Gabriela cumplía 3 años y trajo una hermosa Tarta que utilizamos en lugar del Sol, y que le había hecho su tita.
Fue muy bonito conocer cómo era Gabriela cuando era un bebé hace ya 3 añitos, un mismo día de noviembre cuando nació. Gabriela trajo fotos que fuimos enseñando a los compañeros, explicamos cómo vamos creciendo con el paso de los meses y de los años y con las fotos fuimos viendo cómo se hacía mayor. Contábamos las vueltas que dábamos a las estaciones y cada vuelta representa un año, veíamos las fotos y Gabriela nos contaba dónde se había hecho la foto, o dónde estaba, quién se la había hecho... y lo compartía con todos sus amigos y amigas.
Terminamos cuando Gabriela sopló la vela y todos le cantamos Cumpleaños feliz.
Luego Gabriela repartió los regalitos que había traído para todos sus compis de la clase.
¡Muchas gracias Gabriela!
Y tal cual comenzó la semana con un cuento, así también cerramos nuestra semana, con otro cuento.
Una historia muy bonita en la que sólo hay dos frases al comienzo del cuento que se vuelven a repetir al final, y que narra la historia de dos niños de otra cultura diferente a la nuestra, pero como niños que son, tienen las mismas inquietudes que los nuestros, ser felices en su pueblo y jugar con sus amigos.
Hoy les he narrado yo la historia, pero lo volveremos a leer en clase, y en estas otras ocasiones serán los propios niños los que contarán que les sugiere las ilustraciones.
Y es que hoy, 20 de Noviembre, se celebra el Día de los Derechos del Niño. Me ha parecido un cuento muy bonito para este día, y además destacar lo fundamental que es que todos nuestros niños sean felices, se valore su propia identidad y diversidad cultural, la amistad, y se respete su derecho al juego y la infancia.
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