En este inicio de semana, y por ser lunes, después del recreo hemos leído un cuento de un "bichito" de esos que nos gustan tanto.
Nuestro bichito es una lombriz de tierra, y nunca, nunca había visto el sol,
Esta lombriz tenía una amiga hormiga que le explicaba lo que había en el exterior: un mundo lleno de plantas y flores de colores, animales grandes y pequeños..., y sobre todo le hablaba del sol. Así que un día la lombriz decidió asomarse para verlo.
Y mira por dónde, ¡aquel día estaba nublado!
Pero después de algunas aventuras y de algún malentendido, nuestra lombriz consiguió ver el sol.
Además del cuento que nos ha gustado mucho, hemos aprendido algunas cosas más sobre
las lombrices de tierra
La lombriz de tierra, de color gris rojizo, es un invertebrado.
Aunque por lo general apenas mide 7 u 8 centímetros, se sabe que algunos miembros de la especie alcanzan hasta 35 centímetros de longitud con el cuerpo enrollado. El cuerpo de la lombriz está formado por segmentos llamados anillos. Estos anillos están recubiertos de pequeñas cerdas que la ayudan a moverse y a cavar.
La lombriz tiene la boca en el primer segmento del cuerpo. A medida que cava la tierra la va ingiriendo, extrayendo de ella nutrientes que provienen de la descomposición de materia orgánica, como hojas o raíces. La lombriz de tierra es vital para la salud del suelo, ya que transporta nutrientes y minerales hasta la superficie mediante sus deshechos y los túneles que excava oxigenan la tierra.
Las lombrices de tierra tienen respiración cutánea, es decir, toman el oxígeno y se desprenden del dióxido de carbono directamente a través de la piel, por lo que precisan que ésta esté siempre húmeda.
¡Qué interesante!
